Columbia Magazine y su top 7 de imágenes científicas del año
La revista divulgativa de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) ha publicado una selección de las imágenes más bellas captadas por sus investigadores. Armados de un microscopio con cámara fotográfica, expertos en geoquímica, neurociencia o geología nos enseñan el lado más colorido, simétrico y texturizado del mundo invisible al ojo humano. Lo que para unos es una evidencia de éxito, pistas para un nuevo experimento o información valiosa pacientemente buscada, para otros resulta una imagen armoniosa e inspiradora para ampliar, enmarcar y exhibir en una galería de arte.
“La danza de la neurona” de Nate Sawtell, neurocientífico del Instituto Zuckerman, está estudiando el cerebro del pez nariz de elefante para entender cómo las neuronas asimilan la información sensorial. En la foto hay media docena de neuronas. Sus cuerpos principales son los óvalos oscuros en la parte inferior de la imagen. Han enviado ramas, llamadas dendritas, hacia arriba para recibir señales de los axones de hilo de otras neuronas que fluyen desde la izquierda.
“La metamorfosis” de Anna Claire Barth, estudiante de doctorado en Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente, fotografió un grupo de minerales que sufrieron una transformación en su camino hacia la superficie terrestre. El cristal granate en el centro se formó bajo calor intenso y presión, mientras que la mica alrededor de los bordes tomó forma en condiciones menos severas.
“Díptico naranja” de Emily H. G. Cooperdock, la cual tomó estas dos fotografías de minerales calentándose en un horno en el Observatorio de la Tierra de Lamont-Doherty. La foto superior muestra tres crisoles de grafito llenos de roca pulverizada, momentos después de haber sido colocados en el horno. La foto inferior muestra los crisoles calentados a 1.050 grados Celsius, su contenido ahora licuado y listo para el análisis químico.
“Rhapsodia en rojo” de Alexandra Bausch, una estudiante de doctorado Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente que está estudiando cómo el organismo unicelular puede proliferar para formar flores masivas en aguas agotadas por el oxígeno. Esta imagen de una alga roja «Noctiluca» muestra que los orbes rosados son causados por la luz reflejada de las algas bio-fluorescentes más pequeñas que pasan delante de ella.
Publicado por
Sara Isabel García
Fundadora, CEO y editora jefe de Probeta Mag. Licenciada en Ciencias de la Información. Especializada en comunicación cultural y divulgación científica. Máster en Gestión del Mercado del Arte. Estudiante del curso en marketing, relaciones públicas y comunicación del Sotheby´s Institute of Art. Ha trabajado en: Limited by Solo de la Colección SOLO de arte contemporáneo; FERIARTE; Galería Aspa Contemporary; JustMad; OjodePez Photo Meeting Barcelona; Máster de PhotoEspaña; FESTCEAL, Festival Internacional Cines de España y América Latina de Bruselas.
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