Cómo evoluciona el esqueleto de un ratón, entre las imágenes ganadoras del BioArt Contest

El bioarte es considerado como una de las primeras vanguardias del siglo XX. Esta nueva disciplina, que acuñó en 1999 el artista y científico Eduardo Kac en el Festival Ars Electrónica en Brooklyn (EE.UU.), se sirve de material orgánico como recurso para la experimentación artística.  Animales, plantas, ADN, tejido humano y objetos de laboratorio se utilizan para configurar una obra que puede ser complemento o justificación de otras manifestaciones como el videoarte, la fotografía o el arte sonoro.
Los avances en los procesos tecnológicos y el creciente desarrollo de la biotecnología han puesto en el camino a los aspectos biológicos como elementos para construir un nuevo discurso artístico que involucre a la escena de la ciencia, específicamente a la Biología, a través de organismos y el propio espacio de experimentación, con el objetivo de explorar diversas formas de representación y comunicación del medio.

La Federación de Sociedades Americanas de Biología Experimental (FASEB) ha anunciado las imágenes y vídeos ganadores de su concurso anual de bioarte, producidas por investigadores receptores de financiación de una agencia federal de EE. UU. Su intención es compartir con la sociedad la belleza y variedad de la investigación en biología. Las imágenes formarán parte luego de una exposición itinerante con sedes en Centro de Visitantes de los Institutos Nacionales de Salud, o en bibliotecas locales por todo el país.

El desarrollo adecuado del hueso y del cartílago es fundamental para apoyar la estructura del cuerpo y proteger los órganos vitales. Por ejemplo, el cráneo apoya y protege el cerebro mientras que las costillas protegen el corazón, los pulmones, el hígado y el bazo. Como se ve en esta imagen de ratones en diferentes etapas del desarrollo, la formación de hueso (verde) y cartílago (naranja rojiza) comienza durante el período embrionario (extremo izquierdo) y continúa durante la adolescencia (extremo derecho). El Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial del NIH apoya este programa de investigación sobre mutaciones genéticas que causan una formación esquelética anormal y subyacen a muchos defectos de nacimiento congénitos.
Autoría: William Munoz, Karla Terrazas y Paul Trainor
Millones de microbios pueden unirse para formar comunidades llamadas biofilms. Estas comunidades son comunes en entornos naturales y generalmente no representan ningún peligro para los seres humanos. Muchos microbios en biofilms tienen un impacto positivo en el planeta y nuestras sociedades. Este biofilm de tamaño de diez centavos, sin embargo, fue formado por el patógeno oportunista “Pseudomonas aeruginosa”. Bajo las condiciones adecuadas, esta bacteria puede infectar heridas causadas por quemaduras severas. Las células bacterianas liberan una variedad de materiales para formar una matriz extracelular (manchada de rojo). La matriz mantiene el biofilm juntos y protege a las bacterias de los antibióticos y el sistema inmunológico. Autoría: Scott Chimileski y Roberto Kolter (Instituto Nacional de Ciencias Médicas General del NIH).
Esta imagen altamente detallada del sistema nervioso central de un escarabajo de estiércol (Onthophagus sagittarius) fue capturada con un microscopio confocal de barrido láser. Capturado durante la fase final de la pupa, este escarabajo estaba a punto de completar la metamorfosis. Los lóbulos ópticos (parte superior) están en el proceso de crecer y extenderse hacia la superficie exterior de la cabeza para formar un par de ojos compuestos. Diferentes marcadores fluorescentes de color se utilizaron para visualizar la distribución de una proteína estructural (rojo), el neurotransmisor serotonina (verde), y el material genético (azul). Esta imagen proviene de un proyecto de investigación apoyado por la National Science Foundation sobre la evolución de rasgos nuevos y complejos. Autoría: Eduardo Zattara, Armin Moczek, Jim Powers, Jonathan Cherry y Matthew Curtis
Compuesto principalmente de colágeno, el tejido conectivo rodea cada célula muscular individual, creando una red compleja. Cuando un organismo se mueve, el tejido conectivo ayuda a transferir la fuerza creada por las células musculares a los tendones y los huesos. Esta imagen de microscopía electrónica de barrido muestra el tejido conectivo en el músculo de la pierna de una rana mugidora. Las células se han digerido químicamente lejos, dejando solamente el colágeno detrás. Los investigadores están estudiando la estructura del tejido conectivo de una variedad de especies para entender cómo forma la función muscular. También esperan aprender cómo las enfermedades que afectan la estructura del colágeno influyen en la salud muscular. La Fundación Nacional de Ciencias y el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel de los NIH financian esta investigación.
Autoría: David Sleboda y Thomas Roberts