Toya Legido: “Nuestro mundo es micro o macro, depende de la perspectiva desde la que miramos”

#MujeresArtistas

Esta entrevista forma parte de la serie sobre mujeres artistas que trabajan en un equilibrio interdisciplinar entre el arte y la ciencia. Nos unimos así al movimiento social y global para visibilizar el trabajo de las mujeres en la historia del arte. 


“Nuestro mundo es micro o macro, depende de la perspectiva desde la que miramos”

Fotógrafa, profesora y artista. Toya Legido trabaja desde hace más de 10 años con archivos históricos de plantas, herbarios y botánica. La investigación ha sido siempre su principal fuente de inspiración y lo que la ha llevado a realizar una gran cantidad de obras relacionadas con la evolución de la naturaleza y lo orgánico.

Probeta Mag: ¿De dónde surge la conexión que estableces entre los herbarios y el arte contemporáneo? ¿Qué fue lo que te llevó a trabajar e investigar en esta línea?  

Toya Legido: Durante mucho tiempo trabajé en fotografía a nivel profesional, sobre todo fotografiando objetos y gastronomía. En la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, donde soy docente, entré en el grupo de investigación Arte, Ciencia y Naturaleza. Con este grupo empezamos a realizar proyectos centrados en la naturaleza y la ciencia. El primero que hicimos fue con el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias. El Instituto tiene un banco de semillas y se dedica a recopilar semillas de agricultores que han ido, mediante selección natural, mejorando las especies. En este momento fue cuando empecé a trabajar en mi proyecto Transgénicos; de esto hace ya doce años.

En tu serie, Flores de otro mundo, te inspiras en tratados de botánica y herbarios para crear tu propio imaginario mediante tecnología digital. ¿Cómo fue el proceso creativo de esta serie?

Flores de otro mundo es un homenaje a la botánica fantástica, a las plantas imaginarias. Casi todos mis proyectos están ligados a la investigación. Cuando empiezas a investigar te encuentras cosas alucinantes. Para esta serie me centré en el tratado Voynichés del siglo XIII, un tratado muy antiguo que no ha podido traducirse al completo y donde aparecen cosas verdaderamente fantásticas; el Codex Sepaphinianus de Luigi Seragín de 1977 y el Herbario de Joan Fontcuberta de 1985. Poco a poco vas encontrando una historia, herbarios que en algunos casos son fantásticos y en otros no, y que son una cuestión de representación.


En Cosmos, planteas la naturaleza como una forma fractal, donde «en lo mínimo está contenido el todo». Háblanos sobre el significado de esta obra. 

El significado de la pieza reside en el juego que se establece con la escala, una cuestión científica y universal. Nuestro mundo es un micromundo o un macromundo, depende de la perspectiva. ¿Por qué un grano de polen que puede ser infinito, tener vida y millones de bacterias, es menos importante que el cosmos entero? Esa figura que parece un universo, en realidad es una pequeña flor. Planteo lo grande y lo pequeño en función de cómo se mira. Solo es una cuestión de perspectiva y de donde se sitúa la mirada. Mi objetivo era realizar la obra dentro de una habitación y trabajar en sus cuatro paredes creando un espacio que se asemejara a una caja negra, como si nos encontráramos en el espacio.

 

En tu serie Esculturas Naturales, juegas con la hibridación entre escultura y fotografía. ¿Cómo fue el proceso de realización de estas obras?

Esta obra surge a partir de la idea del reciclaje, utilizar materiales orgánicos que van a desecharse. Me interesa la materia del arte. Siempre he pensado que la materia construye ideas, por lo que si partimos de una materia orgánica, empezaremos a pensar en orgánico.

Mi objetivo era crear algo en volumen y posteriormente fotografiarlo. Soy fotógrafa, pero he estudiado en la Facultad de Bellas Artes. Para mí la fotografía es una herramienta para crear, construir contenidos y dar otra versión. Por ello me planteo mucho los límites de los lenguajes, ¿por qué esa obra es fotografía y no escultura? En la facultad los departamentos están muy divididos, pero creo que se puede pensar de una forma más multidisciplinar, ¿hasta qué punto las Esculturas Naturales son una escultura o una fotografía? ¿dónde empieza el lenguaje fotográfico y dónde empieza la escultura? Yo creo que Esculturas Naturales es una escultura que ha terminado viéndose como una imagen.

En cuanto al proceso de realización de las obras, las fotografías están muy trabajadas y retocadas. Ahora, y tras el confinamiento estoy empezando a trabajar más al natural, al aire libre. Sin embargo, siempre he trabajado en plató. Trabajo mucho en la preproducción. Además de crear los bocetos y generar ideas, selecciono muchísimo el material, lo coloco de múltiples formas, ilumino, hago las tomas y finalmente retoco y fotomonto.

Transgénicos es otra de tus series. En relación a esta pieza, ¿cuál es tu postura en cuanto a los alimentos transgénicos?

Yo creo que no todos los transgénicos son malos. En España, por ejemplo, tenemos muchas variedades de tomate que son transgénicas, en el sentido de que han nacido en un laboratorio, y eso en el fondo es tecnología. El problema surge cuando ese producto es controlado por una empresa, no da semilla y son monocultivos. Por ello siempre digo que depende; transgénicas hay muchas cosas, solo hay que saber diferenciarlas.

En tu reciente exposición, Botánica Secreta, presentaste toda una serie de proyectos resultado de años de trabajo e investigación. ¿Te la planteaste como una evolución natural en tu trayectoria?

Botánica Secreta fue mi primera exposición individual. Reúne mi obra de los últimos 15 años. Había trabajado y expuesto piezas en exposiciones colectivas, casi siempre con el grupo de investigación o derivadas de concursos. Me salió esta oportunidad en la Casa de las Ciencias de Logroño, donde finalmente expuse un total de 150 piezas. La muestra abarcó desde mis primeros proyectos, como Transgénicos, hasta obras que produje para la exposición. Además, al abarcar obras tan distantes en el tiempo, puede verse una evolución en mi obra. En mis primeros proyectos hay más intervención y construcción en la naturaleza, mientras que en mis obras más recientes, como El alma de las hojas, mi filosofía ha cambiado. En esta obra me centro en la observación de la naturaleza y no intervengo en ella. ¿Para qué necesito modificarla si la naturaleza supera lo que yo puedo hacer? Solo tengo que mirarla. Podría decirse que he experimentado un cambio, ahora estoy en un punto más orientalista.

La exposición que comisariaste, Herbarios imaginados, se canceló por el estado de alarma como respuesta a la gestión sanitaria de la pandemia. ¿Podrá verse próximamente en otro espacio? 

La labor que realicé en esta exposición fue de investigación y comisariado. La inauguramos en enero y estuvo hasta el 11 de marzo. La exposición tenía 80 piezas de museos científicos, muy difíciles de mover, además de libros de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla y obras de un total de 25 artistas contemporáneos que trabajan con herbarios. Queremos buscar otro sitio para itinerarla; por el momento, hacerlo al completo es complicado.



Las imágenes son propiedad de Toya Legido y se han publicado con su consentimiento.

Imagen de portada: «Transgénicos. Figura 27: Granate«

Redacción de contenidos: Aida Vanrell Ramos
Concepto original y edición: Sara Isabel García