#MujeresArtistas

Con esta entrevista, iniciamos una serie de reportajes y entrevistas sobre mujeres artistas que trabajan en un equilibrio interdisciplinar entre el arte y la ciencia. Nos unimos así al movimiento social y global para visibilizar el trabajo de las mujeres en la historia del arte antiguo, contemporáneo y actual. 


“Descubrir la naturaleza fue una liberación”

Arquitecta, diseñadora y artista. María Mallo conoce a la perfección la multidisciplinariedad. Su trabajo se centra en la investigación de formas naturales. Sus obras parecen estar vivas, moverse, respirar y querer expandirse hasta el infinito. Diseña y crea sus propias obras con un estilo rebosante que les aporta un sentido único. Nos hace libres ante ellas, nos deja tocarlas, sentirlas, introducirnos en su mundo interior, ser ellas por un instante. Las formas geométricas de la naturaleza son la base de su imaginario artístico.

María Mallo - Diseño para bandera

La artista busca la simbiosis entre el mundo natural y el tecnológico. Crea dos mundos superpuestos, vivos y amorfos, mediante toda una serie de membranas en entornos fluidos y ligeros (diseño en archivo digital).


Nos gustaría que nos contaras cuál es tu fuente principal de inspiración. Trabajas mucho con formas extraídas de la naturaleza, ¿dónde buscas y encuentras la inspiración para este tipo de obras? Por ejemplo, en Breeding Territories, has conseguido crear diferentes mundos observando únicamente el nuestro, ¿cómo fue el proceso de esa obra?

Mi formación es de arquitecta, lo que me condiciona bastante. Digamos que es algo con lo que he tenido que luchar o de alguna forma confrontarme. Los referentes que siempre nos daban en la escuela eran muy racionales, Le Corbusier, Van der Rohe. Yo no me sentía nada identificada ni cómoda con eso. Por amigos y profesores que te dan otras referencias, de arquitectos más orgánicos, me metí de lleno en las fuentes originales. Para mí en la naturaleza está todo. Siempre acudo a ella porque ahí encuentro un sinfín de morfologías, de formas, de colores y texturas que me inspiran muchísimo más que estudiar un gran maestro de la arquitectura. Fue casi como una liberación encontrarme con la naturaleza. Poco a poco he intentado asimilarla porque al principio me parecía muy difícil, inaccesible.

En cuanto a los procesos, en la obra Breeding Territories, lo que vemos son errores. Son directamente fracasos de una pieza muy grande que quería hacer de micelio con burbujas de kombucha. No nos salió, se nos contaminaban, pero vi tal belleza en el resultado que dio igual no llegar al objetivo. De repente, la obra hizo una deriva y le descubrí un valor en sí misma. Es algo que me pasa constantemente, descubro mucho a través de la experimentación.

Algunas de tus obras, como por ejemplo Entra y juega XS y Entra y Juega M, no son solo para observarlas, sino para interactuar, hasta el punto de poder introducirte en la propia obra. ¿Cuál fue tu propósito? ¿Lo buscabas o surgió como resultado de la experimentación?

Esa intención estaba en la raíz de la obra. Me pone muy nerviosa cuando vas a un museo y hay una pieza de Alexander Calder y no puedes tocarla, ni siquiera soplar, cuando la naturaleza de esa pieza es que se mueva. Entiendo que supone un problema para la conservación, sin embargo, creo que usamos solo el sentido visual de las cosas, desde fuera. Esto es algo que reivindico, creo en una arquitectura blanda, que te acoge de verdad.

También me fascina el hecho de que pueda cambiar de forma, adaptándose a la necesidad. Me encanta que la gente habite esas piezas porque la percepción desde el interior es diferente. La forma de la obra cambia en función de quién está dentro. Si la agarra un escultor, lo hace de una forma especial y distinta a cuando la coge una bailarina. Busco que el contacto con el cuerpo sea un estadio de la obra. Los niños juegan y no hace falta explicarles qué es o cómo deben hacerlo. Pero los adultos son distintos, hay que forzar la situación y ver qué pasa. Creo que ayuda a liberarnos y volver a habitar la sensación de la infancia, de la libertad.

Entra y juega - María Mallo

«Entra y juega»

Creas obras que parecen estar vivas. De hecho, tu obra Capsaicina aparece en algunas fotografías dentro de una vitrina de cristal. Parece que si la quitas, la obra se expandirá sin límites.

Esta pieza es algo extraña. Me interesa mucho generar complejidad, me encanta, porque somos seres complejos y vivimos vidas complejas. Capsaicina son una serie de cristalizaciones  de sal que hicimos experimentando para una pieza anterior. Eran probetas que estaban ahí. Por otro lado, también experimentaba con unas piezas de metacrilato transparente, metiéndolas en el horno para darles forma y que quedaran rígidas. Mi idea era crear como un fondo marino.

El hecho de que sea rosa está inspirado en una artista, Gerda Steiner, que hace cristalizaciones rosas y que descubrí hace años en la Bienal de Venecia. A partir de ahí me obsesioné con las cristalizaciones. Me parece que el rosa es un color que se utiliza muy poco por los prejuicios que tiene. Encerré la pieza en la urna porque las cristalizaciones son muy delicadas y cualquier cosa, como el polvo, puede dañarlas.

Capsaicina

«Capsaicina»

Hablemos de tu proyecto Ecocentro. Creo que las Passive House deberían ser ya una realidad. Hablamos de una arquitectura eficiente, ya no solo por la reducción de consumo energético en los hogares, sino también por el impacto estético que ciertas construcciones pueden tener. Casas que por los materiales utilizados en su fabricación regulan la temperatura y la humedad en el interior, creando un ambiente cálido en invierno y fresco en verano. Es decir, con cuotas de consumo muy bajas. ¿Crees que es posible y viable llevar este tipo de construcciones a las grandes ciudades? 

Yo creo que es posible, pero no fácil. Debería haber interés por parte de todos los sectores. Creo que no es blanco o negro, sino que hay cuestiones que pueden ir acercándonos a una meta. Para mí la meta sería un mundo en el que casi no se distingan las arquitecturas de los hombres con la de los animales. Igual que sus arquitecturas se degradan, que las nuestras también lo hagan. ¿Por qué necesitamos que nuestras construcciones sean tan longevas?

Creo que hace falta una conciencia política que estructure las bases y una concienciación empresarial y social. A nivel individual, tenemos mucho que hacer y no estamos haciendo todo lo que podemos. ¿Por qué? Porque genera frustración. Yo me he pasado mucho tiempo en mi vida paseando por la playa y odiando a la gente que tira plásticos. Ahora me he dado cuenta que cada uno puede hacer lo que está en su mano, todos tenemos una pequeña misión.

 Modelado en 3D del proyecto


Modelado en 3D del proyecto

Has creado Amniótica Joyería Experimental, una marca de joyas. Llevar siempre contigo una obra de arte, un objeto que nos haga sentir una emoción definida. ¿Cómo surgió este proyecto?

El proyecto surgió en 2014, cuando conseguí una beca en Matadero Madrid de la Fundación Banco Santander. Allí mediante la interacción con otros compañeros, mi cerebro empezó a explosionar. Empecé a hacer experimentos de toda índole. La escala no es importante, por escala me refiero a tamaño. Una pieza puede ser de joyería, y si la hacemos gigante puede convertirse en un espacio. ¿Lo de la joyería por qué? Me parece increíble la relación que se genera entre la joya y el cuerpo. Yo me pongo una joya de estas características y siento que me da poder. Por otro lado, es una escala que me permite trabajar y experimentar sin mucha inversión.

La escala de la joyería me encanta, pero aun así tengo una lucha interna. En 2016 después de la tesis doctoral, realicé unas colecciones invirtiendo en una imagen de marca, realizando fotografías. Buscaba sentirme libre. Ahora mismo el proyecto está parado, pero el año que viene quiero hacer una colección totalmente diferente. Todavía no he encontrado ese algo que esté en sintonía conmigo y que pueda sostenerlo en el tiempo.

Joya Loewe

La colección Plantillas de Formas Eficientes es el resultado de la investigación de su tesis doctoral sobre los esqueletos radiolarios. Mediante la digitalización de estas geometrías, cortadas con láser en distintos materiales, y la posterior manipulación intuitiva de las piezas, la artista crea joyas únicas e irrepetibles. La pieza se ha conseguido mediante un molde de madera y silicona, dando como resultado una pieza amorfa y blanca.



Todas las imágenes son propiedad de María Mallo y se han publicado con su consentimiento.

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Redacción de contenidos: Aida Vanrell Ramos
Concepto original y edición: Sara García-Rodríguez