Las nuevas tendencias en arte contemporáneo y la cita anual ineludible para los coleccionistas se concentran durante una semana de agenda cultural bulliciosa. La ciudad de Madrid se convierte en el epicentro del diálogo sobre qué artistas marcan el ritmo del arte actual internacional y cuáles son los intereses del mercado de inversión y coleccionista de arte.

Probeta Mag ha visitado las ferias de arte contemporáneo, actual y emergente ARCO y JUSTMAD para descubrir qué artistas con obra en el mercado articulan su discurso en torno a un precepto, temática, influencia o huella científica y también qué nuevos o consolidados nombres están definiendo sus líneas artísticas en el terreno experimental más cercano al arte y la tecnología.

Aquí os presentamos una selección de los más destacados, entre los que se encuentran las geometrías coloristas del artista cubano Waldo Balart de 89 años, o las fotografías “humeantes” de Anthony McCall, entre otros.

 

La metamorfosis visual del arte cinético

Desde 1912 numerosos artistas experimentan con producciones cinéticas, como Archipenko, para pasar en los años 20 a las construcciones de Gabo y Laszlo Moholy-Nagy, sin olvidar las placas de vidrio rotativas de Duchamp. Estos son los antecedentes de una serie de creaciones que manifiestan la influencia del ambiente tecnológico de los 50, siendo muchas de ellas expuestas en la Galería Denise René de París en 1955 bajo el ilustrativo título de “Le Mouvement”. En ella participaron artistas jóvenes de Israel, Suiza, Bélgica y Sudamérica que habían realizado experimentos creativos que sobrepasaban las fronteras de la pintura y la escultura tradicional por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial. Apostaban por el movimiento en contraste con la idea de la inpermanencia de la belleza.

Fue la exposición “The Responsive Eye” en el Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA) diez años más tarde la que consagró el arte cinético, influido también por los experimentos de la Bauhaus con el color y la luz y los móviles de Alexander Calder. Como indica Frank Popper, el movimiento puede ser real o virtual. En el movimiento virtual, los efectos ópticos crean la ilusión de movimiento recurriendo a la psicología de la percepción; en ello trabajan artistas como Víctor Vasarely, Bridget Riley, Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Diez, entre otros muchos. El movimiento real se produce por medios naturales, como el viento en los móviles de Calder, o por medios mecánicos, utilizando motores, como en ciertas obras de Tinguely. En España, el arte cinético está representado a través del Equipo 57 y de Eusebio Sempere.

En ARCO, la galería Cayón vendía varias de las impresionantes “Fisicromías” de Carlos Cruz-Diez (1923-2019). La intención de llevar el arte a la vida cotidiana, su carácter experimental y la exploración entre el espectador y la obra de arte son algunos de los términos que definen los postulados básicos del arte cinético del recientemente fallecido artista venezolano Carlos Cruz-Diez. En  sus propias palabras,  el fenómeno cromático es una situación de perenne inestabilidad y no debe ser aceptado como algo definitivo. En estas obras, el artista crea una sutil trama cromática que, por contacto o por proximidad, interacciona modificando su apariencia, provocando una auténtica metamorfosis ante el ojo humano.


Fosforescencias visuales del ojo humano

Y de artistas consolidados del arte cinético nos movemos hacia terrenos experimentales de nuevos talentos. La artista emergente Ana Daganzo, cuya obra estaba a la venta en la feria JUSTMAD,  enfoca su línea creativa hacia el estudio de conceptos científicos y su materialización abstracta en las artes visuales. Su obra recuerda a la fotografía científica de Berenice Abbott o Laszlo Moholy-Nagy.

En “Formas entópticas”, explora una visión que se centra en las particularidades del ojo como instrumento y los fenómenos causados por él mismo. Los fenómenos entópticos suponen una visualización de formas abstractas producidas por el propio sistema ocular. En esta serie, Daganzo trabaja con el imaginario de esas manchas, siluetas y destellos para crear un lenguaje fotográfico propio. A su vez, las imágenes han sido creadas a través de la experimentación con la propia cámara y su comportamiento ante la luz, el enfoque y las transparencias, jugando con la descontextualización de estos elementos básicos. Las imágenes apenas están retocadas, más allá de estar en blanco y negro o contrastadas.ANA DAGANZO

“Caos Lumineaux I, II y III” parte de la idea de que la oscuridad total no puede ser visualizada, ya que siempre está presente el ruido visual. Éste provoca la percepción de manchas de colores en la oscuridad, cuando el ojo se adapta a la ausencia de luz. Este paralelismo entre el ojo y la máquina inspira estas composiciones, que ponen a prueba las limitaciones de la cámara y sus posibilidades y dan valor a esa visión residual indeterminada.ANA DAGANZO

 

Fuentes: MasdeArte; Fundación Juan March; Ana Daganzo

 

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